Sentirse bien no debería ser un lujo, sino una prioridad.
He acompañado a miles de personas que sienten dolor, molestias o incomodidad en su cuerpo.
En muchos casos, estos síntomas aparecen después de vivir situaciones difíciles como un accidente, una operación, un nivel alto de estrés mantenido, una mudanza o la pérdida de un ser querido.
El cuerpo guarda la huella de esas experiencias y se expresa a través de señales físicas que muchas veces no sabemos entender. No logramos reconocer qué nos quiere decir ni cómo interpretarlo. En consecuencia, no logramos actuar de la manera que realmente necesitamos para recuperar el equilibrio.